"Ensuciarse hace bien"
Lo que quizá no se entienda es por qué la adopto, o qué puede tener que ver con la programación.
La historia
Brevemente, y para no aburrir a quienes ya conocen el aviso, trata de unos niños jugando, ensuciandose y de cómo eso es beneficioso para estos chiquitos. Obviamente, el ensuciarse beneficia a la marca, pero ese es un tema aparte. Lo que me interesa es el concepto:
jugar + ensuciarse + cansarse + ensuciarse de nuevo = beneficio
Esto es muy cierto y, creo que se aplica a la programación. No es que me haya dado cuenta de golpe, pero, algo que experimenté hace unas horas, hizo que me inspire y escriba esta entrada.
Estaba (y estoy) escribiendo una mini-nano-IDE en python+pyqt4. Lo que hace es levantar una ventanita gráfica muy simple con un editor de texto con highlighter de sintaxis de python y, lo más interesante, quería que tuviera un debugger.
Entonces, me puse a leer. ¿Cómo demonios hago un debugger? Obviamente, nunca pensé escribirlo desde cero, no es la idea reinventar la rueda (más allá de que sería interesante) por lo que, caí en lo más básico que se me ocurrió, Pdb.
Y acá empieza todo el tema del juego: comencé a jugar con la clase, probé como funcionaba (hacía mucho que no la usaba y no recordaba los comandos) y estuve así un rato. Después, leí un poco de la documentación como para ser un poco más prolijo.
Luego, empecé a escribir códigos de prueba, donde heredé la clase, y seguí jugando un poco más.
Luego, usando mi editor de texto favorito (¿cuál será?) abrí el módulo pdb.py, y me lo puse a mirar. Ahi noté que, la clase Pdb heredaba otras dos clases: cmd y, la más interesante, Bdb que, no era otra cosa que un framework para implementar debuggers!! Así que abrí también el módulo bdb.py y me puse a leerlo, junto con un poco de la documentación.
Pero, estaba avanzando lento, quería realmente zambullirme de lleno, quería experimentar con el código un poco más, involucrarma más, en fin, quería ensuciarme.
Así que: ¿que hice? Cómo tampoco la idea es romper (sobre todo, bibliotecas estandard) me copié el módulo como pdd.py a la carpeta de mis scripts y, ahi, con una copia del pdb.py original, me arremangué y metí los dos brazos de lleno en el barro y la mugre.
Y me puse a chapotear: Agregué prints con estados (que forma moderna de debuggear, ¿no?) cambié cosas, saqué otras cosas más, agregué atributos y métodos nuevos a la clase, sobreescribí algunos métodos originales, en fin, toqué el código como si fuese mío y, en cierto sentido, lo hice mío, me sumergí y salí, tiempo después, escupiendo código python (es sólo una metáfora) y, lo más importante, terminé de definir cómo voy a hacer el debugger usando, la clase original pdb (y no su versión diezmada por mí)
Moraleja
Y, luego de todo esto, ¿cuál es la moraleja?
La moraleja es que, cuando uno quiere entender algo que, como en este caso, es código ajeno y es un tema nuevo para uno, no alcanza con leer el código y la documentación.
Uno tiene que, apropiarse del código, meterle mano, cambiarle cosas, ensuciarse de él. Haciendo esto, uno logra entender de forma más profunda, e incluso, más rápida, el código ajeno.
Así que, la próxima vez que quieran entender código ajeno, ya se una biblioteca estandar, una biblioteca de terceros o, simplemente, el módulo que escribió tu compañero de trabajo, no tengas miedo de mirar el código, ejecutarlo, tocarlo (haciendo una copia, claro) porque, como dije al principio:
"Ensuciarse hace bien"